28.4.07

Lavapies

"Sentir el viento que sopla en la boca del metro de lavapiés", canta Martín Buscaglia en una de las mejores canciones de El evangelio según mi jardinero, quizá el mejor disco uruguayo de 2006. Estamos cerca de Lavapiés, esa tarde escuché la canción, y propongo ir hasta ahí.
Lavapiés está lleno de inmigrantes. Hay moros (árabes de todo tipo y lugar, desde Marruecos hasta Irán), paquis (paquistaníes, afganos, hindúes), africanos y sudacas para cualquier lado que mires. A medida que nos adentramos, cada vez se escucha menos el castellano. Se habla en lenguas extrañas al oído de un uruguayo medio, que lo más exótico que conoce es el portuñol de Bengoechea y el "porteño achabonado" del Pelado Cordera. La cuadra en bajada es una postal de esa pequeña babel incrustada en pleno centro de Madrid. Hay locutorios con carteles de Filipinas, Camerún, Irak, El Líbano, Colombia, Ecuador, Argentina, Marruecos, Senegal y uno que luego de tres o cuatro países pone etc (simbolizando allí al resto del mundo, y comunicando también que el lugar de origen no importa demasiado).
Decido tomar una foto con la cámarita digital (muy rendidora) de mi amigo Marcos. Al instante me rodean dos o tres árabes, exigiéndome que borre las fotos que le tomé: "Bórrala, bórrala", me grita uno que se lleva la mano a la nariz cada 20 segundos para inhalar algo. A juzgar por su voz y su mirada, es algo muy adictivo. Borro la foto en cuestión, el primeero se tranquiliza, pero el segundo es el malo. Está claro. Luego que se van, aparece otro aún más sacado y con los ojos desorbitados comienza a gritar aún más fuerte, volviendo a pedir que se borre la foto porque lo puede incriminar. Mientras tanto el primero llamaba más gente para rodearnos, cosa que por suerte no consiguió. Seguimos caminando y luego de dos minutos de logramos zafar del aprete, con un lindo cagazo.
Apago la cámara y no la vuelvo a sacar durante una hora. La hora que permanecemos en Lavapiés, el lugar donde los inmigrantes tienen (lógico) miedo a caer en cana o ser deportados por culpa de una mísera cámara de bolsilla portada por un turista. Vivir con miedo. Así es la cosa en Lavapìés.

3 comentarios:

El Trufa dijo...

Je je!!

Coatí dijo...

Puto moneygram, como me curraron

Bichicome dijo...

Si le hiciste caso a buscaglia..
OJO.
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