28.12.06

Pablo Rodríguez, un grande


La tele (para los emigrados, grifa publicitaria con la que se autodenomina canal 12 desde hace un tiempo) acaba de motivar mi regreso a las canchas blogeriles, aunque no garantizo constancia en el futuro cercano.
Resulta que estoy trabajando y un compañero me dice, "mirá éste, ¿que le pasa?". Miro, y era Pablo Rodríguez (el de la izquierda, con cara de nada, al lado de Figueredo, con cara de langa), el cronista-notero-reportero de Telemundo 12. El más intrascendente personaje que haya ocupado jamás la pantalla uruguaya. Sale al aire desde hace décadas -mi primer recuerdo patente de su labor en Telemundo data del 15 de marzo de 1988, en la puerta del edificio donde vivía Wilson, dando la noticia de su muerte- y nunca pasó nada con él. Cuando no hacía una nota al ministro o diputado de turno, daba los numeros de la quiniela o conducía el flash informativo de los sábados entre la primera y segunda sección de Sábados de Cine, algo así como la Siberia televisiva de todos los tiempos.
Pues bien, allí estaba el tipo, con cara de haber perdido a toda su familia en un atentado terrorista, moqueando impunemente ante cámaras, en una penosa alocución mal grabada (cámara en mano, tembleque) despidiéndose del equipo de Telemundo.
A continuación el cámara abre el plano y aparece el gerente general del canal (Radío) , quien lo saluda con cara de "qué suerte que me saco este clavo de encima", saca del bolsillo del saco un estuche negro y se lo entrega toscamente, con la misma sonrisa con la que Jorge entregó la banda a Tabaré.
Rodríguez abre el estuche en el tercer intento de desprender el broche -sin abandonar la misma cara de pucherito que pone un escolar el primer día de clases cuando su madre lo deja en la puerta de la escuela- y retira muy contento un llavero plateado con el logo "La tele".
El cámara abre aún más el plano y vemos a un montón de cajetillas reunidos en torno del jubilado presentador de noticias, con la misma mueca falsa del jefe, esperando para tomar un trago de champaña, manducarse un par de sanguchitos y volver al escritorio.
La televisión uruguaya es así: además de bien boba, todos los días te sorprende con algo nuevo.
Salú Rodríguez, poné lombrices que este verano viene de roncadera en la escollera.

27.12.06

Dos nuevos

Janivioleta, del otro lado de Los Andes y ahora del otro lado del Pacífico y El mácula, del otro lado del tubo de rayos catódicos.

22.12.06

NO A LOS PAPELONES (Trailer 1)

El documental se incicia con la búsqueeda de Nahuel Maciel, un mapuche escurridizo que habría logrado burlar a las huestes periodísticas en la capital doce años. Como el que busca encuentra Nahuel fue finalmente acorralado en Gualeguaychú y el encuentro acabó en franca decepción. en lugar de reivindicar sus transgresiones el hombre se arrepentía como cualquier Schoklender, una pena. Pero Montes-Bradley no estaba dispuesto a naufragar y decidió seguir los pasos de Nahuel por los pasillos de la Asamblea Ambientalista que busca frenar el arrebato contaminador de los vecinos uruguayos. “NO A LOS PAPELONES”, se debate entre la imposibilidad de hacer un filme sobre la figura esquiva de un falso mapuche, un conflicto bananero a punto de convertirse en causa nacional y el coqueteo de los argentinos con la idea de que siempre hay alguien que los quiere perjudicar. «